Electorerismo a lo Groucho Marx
¿Todo vale por una curul?
Algunos candidatos del FA, dada las manifiestas limitaciones y contradicciones de su política y Programa, vienen apelando al recurso fácil de todos los candidatos electoreros en esta campaña, diciendo dos mentiras:
1.- Ofrecen “aprobar leyes en el Congreso a favor de los trabajadores”.
2.- Ofrecen cosas distintas a lo que dice su Programa, pretendiendo decir que ellos sí nos van a representar.
El primer caso ya lo respondió el mismo Hugo Blanco desde el interior del FA: no se puede ofrecer lo que no se va a cumplir, porque el Congreso es patronal y solo aprueba leyes patronales. Así, no sabemos si es peor el candidato que regala dinero para obtener votos, o los que ofrecen “hacer leyes favorables a los trabajadores” solo para ganar el voto obrero.
Del mismo modo se miente cuando se habla, se dice y se oferta lo que quieren escuchar los trabajadores o cualquier auditorio a la mano, con propuestas que no están e incluso contradicen la letra y espíritu del programa del FA; también para conseguir votos.
El objetivo de los electoreros es conseguir votos como sea. En cambio a un verdadero candidato de izquierda le importa educar a las masas diciendo la verdad y colocando su candidatura al servicio de las luchas, aunque por eso no gane votos. El primero es electorerismo barato y son los primeros en engañarnos; el segundo se corresponde con la mejor tradición obrera en 200 años de parlamentarismo.
En cuanto a lo segundo, es peor. El FA es un partido con un programa y una disciplina. Dice con todas sus letras (puede leerse en su web) que “basa su unidad en su programa”; es decir, nadie, menos sus candidatos, pueden levantar ni defender otro programa o propuestas. Y para que no haya dudas, dice a reglón seguido: no admitirán como miembros del mismo a los que “sin afinidades de pensamiento” hagan mercenarismo por puro “aprovechamiento personal”.
Así las cosas, toda propuesta distinta u opuesta al programa del FA que escuchamos de algunos de sus candidatos, hay que interpretarlo como “aprovechamiento personal” en su búsqueda desesperada de votos; léase oportunismo.